Pasó haciendo el bien (Acc. de Gracias)

Gracias concedidas por la Sierva de Dios, Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso

“Pasó haciendo el bien”

 

Una vez que tuve que ir a Burdeos tomé un billete para ir por la tarde, tenía mucho trabajo y me venía mal aplazar el viaje. Como tantas veces me encomendé a la Madre María Isabel, y decidí tomar el tren de noche. Menos mal, pues, el tren que debía haber tomado descarriló y hubo muchos muertos y heridos.  En muchas ocasiones me he encomendado a ella y siempre me ha ayudado. Estoy convencida de que siempre está velando por mí.

Isabel de Calatayud Sarthou (París, 17 de agosto de 2006)

 

“Mi nieta me pidió que rezara por ella, para que aprobara las oposiciones y sacase plaza en el centro donde ya trabajaba de contrato, pues estaba contenta en él. Yo le dije que rezara ella también. Me dijo que lo haría, pero que yo tenía más fe. Entonces, la encomendé a M. Mª Isabel, porque le tengo mucha devoción. Desde que vi sus manos después de muerta, que despedían como una luz, pensé que allí había un signo de santidad. Después haciendo crucigramas me salió una palabra que no entendía, la busqué en el diccionario y su significado hacía relación a personas santas. Gracias a la intercesión de M. Mª Isabel, mi nieta aprobó las oposiciones y consiguió el puesto de trabajo en el centro médico que ella tanto deseaba.Además de esto, muchas veces me he encomendado a M. Mª Isabel, encontrando en ella mucha ayuda. Tengo una afección por la  que me salen llagas en la boca,  y enseguida que comienzo  una novena a la Sierva de Dios, me desaparecen, sin tomar medicación alguna.”

C.M.D. (Alicante)

 

“A José Ignacio le detectaron la enfermedad a mitad del año 1992, y a finales de 1993, al no mejorar con el tratamiento prescrito, fue sometido a diálisis. Le pusieron en lista para trasplantarle el riñón enfermo. En marzo de 1994 le hicieron el trasplante. Después de la operación empezó a encontrarse mal. El riñón trasplantado no le funcionaba. Los médicos dijeron que se le estaba infectando, y hubo de ser extirpado,  para volver al tratamiento de diálisis. Su salud no mejoró. La diálisis no acababa de limpiar bien su sangre. Unas veces le salían manchas por todo el cuerpo, otras veces  unas ampollas en los pies que le impedían caminar. En ocasiones su vista perdía nitidez, lo veía todo borroso, y esto le impedía conducir. Los médicos decían que estas anomalías eran debidas a la cantidad elevada de urea. Se le aplicaron tratamientos médicos con el fin de aliviarlo; pero los problemas de salud se multiplicaban. Toda su persona se deterioraba; hasta estaba desconocido, con el rostro desfigurado, siempre cansado; sin ganas de hablar… En noviembre de 1995, un domingo fuimos al Monasterio de las Madres Carmelitas Descalzas, en Elche, a visitar a una Hermana. Por el camino, le comenté a Ángeles si sería un atrevimiento decirle que pidieran por una intención mía. Expliqué el caso a la Hermana, y le dije si podían pedir el que lo antes posible José Ignacio fuera sometido a un nuevo trasplante. Se me entregó una reliquia de la Madre Mª Isabel y la Hermana me dijo que José Ignacio la llevara siempre encima. Esta visita al Monasterio aconteció domingo. El miércoles siguiente fui a Valencia, a casa de José Ignacio. Llegué tarde, y él no se encontraba muy bien, por lo que ese día no le dije nada. Al día siguiente, jueves, le entregué la reliquia, le pedí que tuviera fe y que la llevara siempre encima. Ese mismo día, jueves, a las nueve de la noche, le llamaron del Hospital “La Fe”, de Valencia, para que al día siguiente, viernes, a las ocho de la mañana, le sometieran a un nuevo trasplante. Le operaron ese viernes y no tuvo ya ninguna molestia después de la operación. El riñón trasplantado empezó a funcionarle en seguida. Se le veía mejorar día a día. Se normalizó su aspecto y gracias a Dios hasta ahora continúa maravillosamente. Siempre he considerado que fue un hecho milagroso estar tanto tiempo desesperado esperando la llamada y llamarle precisamente unas horas después de darle la reliquia. Desde entonces le tengo mucha fe a la Madre Isabel y muchas veces le pido ayuda.”

Marita Linares Sirvent (Alcoy, Alicante)

 

“Estimada Madre Superiora: Le escribo esta carta porque me gustaría compartir con Vd. lo que, estoy segura, ha sido la gracia hacia mí de una de las Hermanas de su Comunidad, la Madre María Isabel del Amor Misericordioso. Verá mi vida no ha sido ni está siendo un camino de rosas, no es nada fácil debido  a mi situación personal. Con ello no pretendo desmerecer al resto del mundo, pero digamos que la mía en particular es una constante carrera de obstáculos que me veo obligada a afrontar con la fortaleza de un ganador, aunque no siempre me sienta como tal. Creo que Vd. entiende perfectamente lo que pretendo transmitirle. Pues bien, hace no mucho tiempo, mi obligada fortaleza se vino abajo, me sentía muy triste y sobre todo decepcionada de mí misma y del resto del mundo. Por mi situación personal me veo obligada a tener que estar demostrando constantemente que, a pesar de mi discapacidad, soy una persona capaz de hacer las mismas cosas que el resto de la gente, aunque sí es cierto que con un enorme esfuerzo, no sólo mío sino también de la gente que me rodea. Como le decía no hace mucho sufrí otro obstáculo, pero esta vez doble. Por un lado, mi padre, uno de los pilares de mi vida, cayó enfermo; y por otro lado, el trabajo que venía desempeñando en los últimos tiempos, Becaria de la Consellería de Bienestar Social en Alicante, me fue arrebatado injustamente. Como Vd. bien sabe, una de las monjitas es familiar mía y una de las veces que fui a visitarla me notó muy triste y callada, por lo que yo le conté porqué me sentía así, y ella me aconsejó que me encomendara a la Madre, que ella me ayudaría. Efectivamente lo hice. Comencé a rezarle cada noche y en muchos momentos del día, porque estaba asustada por mi padre. Le pedía que ayudara a mi padre, que yo no podía vivir si él no estaba con nosotros. También le pedía que me ayudara a encontrar una oportunidad en el trabajo, porque habían sido muy injustos conmigo. Como me parecía ‘abusar’ demasiado de la Madre, le decía que si sólo me podía conceder una gracia, por favor, la salud de mi padre, que lo del trabajo era importante, pero mi padre lo era más. Pasaron los meses, y gracias a Dios y a la Madre, yo lo sé,  mi padre se recuperó y, por el momento, está genial. Yo sigo rezando cada noche, por si acaso. Pero además me devolvieron el trabajo con la beca. Trabajé cuatro meses en una Residencia de Ancianos en Alicante. Fue un trabajo que me gustó y me enseñó muchas cosas y lo mejor, lo que yo nunca antes me hubiera podido ni imaginar, me ofrecieron, tras una entrevista, mi primera oportunidad laboral real, fuera de la beca, relacionada con mi profesión. Actualmente, soy parte del equipo docente de un centro de estudios que trabaja para la Universidad de Alicante dando clases de composición y escritura creativa a un grupo de estudiantes americanos. Por este motivo y también por hacer partícipe a su comunidad de mi felicidad y como señal de profundo agradecimiento hacia la Madre, me he sentido en la obligación y en la necesidad de escribirle, Madre, esta carta. Con mi mayor gratitud, me despido de Vd. hasta pronto. P.D. Ruego que publiquen únicamente mis iniciales, si mi experiencia ha de ser publicada en algún lugar. Muchas gracias.”

B.R.R.

 

«GRACIA CONCEDIDA A LA COMUNIDAD DE TALCA, EN PERÚ.
Por el número de Hermanas en la Comunidad, era necesaria otra fundación. Esto dividía a la Comunidad, por no participar todas de la misma idea. Cuando ellas leyeron a M. Isabel cambiaron las cosas. Entonces Dios vino en su ayuda. El Obispo Auxiliar de Talca fue nombrado para una Diócesis de la Capital de Chile. Y se las llevó a fundar a su Diócesis. Así que el gozo de ellas fue completo.”

Sor Josefa García. Sierva de Jesús.

 

“Quiero dar gracias a Dios porque gracias a la intercesión de la Sierva de Dios, Madre María Isabel del Amor Misericordioso, mis dos nietos están recibiendo las catequesis para la Primera Comunión. Había una fuerte oposición e inconveniente que impedía a los niños acudir a la catequesis. Supliqué a la Sierva de Dios y obtuve la gracia de que todo se solucionara favorablemente para que mis nietos pudieran recibir la adecuada formación para hacer la  Primera Comunión.”

C.A. (Alicante)

 

«¡Hola! Soy Carmen García Alonso y devota de la Madre María Isabel del Amor Misericordioso. Gracias a su intercesión he obtenido varios favores. Estoy muy agradecida. Un cordial saludo y muchas gracias.»

Carmen

 

“En el año 1998, el 29 de abril llevé a mi hijo al hospital. Anteriormente a esto, el niño se encontraba muy raro, cansado, apático, con fuertes dolores de cabeza. Comía poco, y, a veces, vomitaba. Con estos síntomas acudí al pediatra, y no encontró nada. El día 28 vomitó mucho, y además le vi una parálisis facial. El día 29 volví  a acudir al pediatra, y, éste, al mirarle el fondo de ojo, le encontró un tumor cerebral. Llevamos al niño con una ambulancia a Alicante. Lo ingresamos por urgencias. Lo vio un neurocirujano, y el primer informe fue el de decir que el niño o se moría o se quedaba como un vegetal, que el tumor era grande y que al operarlo, seguro que podía tocar alguna zona vital. El niño quedó ingresado y le pusieron medicación para reducir el edema. Con esta medicación, el niño fue mejorando bastante. No quedé satisfecha del primer informe dado por el neurocirujano. Entonces fui a hablar con el oncólogo, y éste me aconsejó que acudiera a un equipo de neurocirujanos que procedía de Valencia, especializado en niños; y que podía pedir que este equipo operara a mi hijo. Para realizar este cambio, tuve que ir a hablar con el jefe de neurocirugía del hospital. Éste me facilitó el cambio del equipo médico. Hablé con el equipo de médicos que se iban a hacer cargo del niño, y me transmitieron mucha seguridad. Finalmente operaron al niño. Al acabar la operación, el médico me dijo que no habían podido extirpar todo el tumor, porque podían dañar zonas vitales. Había quedado un 10% del tumor, pero éste podría desaparecer con la radioterapia. Mi hermano, Javier, y Nina, su esposa, acudieron al Monasterio del Espíritu Santo, de Carmelitas Descalzas el mismo día de la operación para pedir oraciones. Las Hermanas les entregaron también una reliquia de la Sierva de Dios, Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso, para que se la pusieran a mi hijo. El día 18 de mayo operaron a mi hijo. Nada más salir de quirófano se le pasó la reliquia por la cabeza, y, además, dormía con ella. Una semana después de ser operado, se le hizo una resonancia magnética a mi hijo, y se comprobó que no quedaba rastro de tumor alguno, que el 10% del tumor que no había podido ser extirpado en la operación ya no existía. Y esto sin habérsele empezado a dar el tratamiento de radioterapia. El nombre del tumor es ASTROCITOMA, grado 3. Se trataba de un tumor muy agresivo, con mucha probabilidad de reproducción. Posteriormente, se sometió al niño al tratamiento de radioterapia, para prevenir la reaparición del tumor. Nos dijeron que este tratamiento también provocaría secuelas y efectos secundarios graves; pero de esto no hubo nada. Algún tiempo después pedí se celebrara una misa en acción de gracias a la Sierva de Dios, en el Monasterio de Carmelitas Descalzas de Algorós. El niño, actualmente, después de diez años, y tras sucesivas revisiones médicas se encuentra curado, y en muy buen estado de salud.

Meli Hernández (Elche, Alicante)

 

«Mi agradecimiento a Dios por la gracia concedida es la siguiente: Mi madre Mª Asunción es diabética. Sufre unas pequeñas úlceras en las piernas, desde hace más de diez años. Los médicos no encuentran solución. El pasado año se le practicó una biopsia en las pupas; pero nada, no saben por qué se producen. A causa del dolor continuo, mi madre no descansa. El pasado mes de febrero en el pie derecho, se le fue formando una pequeña úlcera. El médico de cabecera no le daba importancia. Le recetaba unas pomadas, y listo. Pero la úlcera iba a más, y aunque se curaba cada día, la úlcera se iba haciendo más interna que externa. En el exterior era del tamaño de una moneda de veinte céntimos de euro, interiormente tenía unas galerías hacia los dedos. Por la infección, el pie lo tenía bastante hinchado y con dolor. El dolor era tan intenso que le impedía incluso dormir. El día 5 de junio, por la tarde, mis hermanos la llevaron a urgencias, al Hospital de Elche. Al ver que se trataba de una persona diabética, la citaron para el cirujano vascular. A la mañana siguiente, día 6, a las 8:30 h. le hicieron el control del azúcar y tras verla cuatro médicos, la vio el cirujano vascular. La primera impresión de éste, tras preguntarle desde cuándo tenía la úlcera, fue decirle que había que amputar tres dedos del pie. Mi madre quedó en observación, en urgencias, con reposo absoluto. Le dijeron que la úlcera era algo muy serio y que iba para mucho tiempo, al tratarse de una persona diabética. Quedó ingresada a la espera de una habitación en planta. Ya por la tarde la subieron a la habitación que providencialmente ocupaban Hna. Mª Francisca (Carmelita Descalza), recién operada, y acompañada por Hna. Mª Ángeles. Ellas en cuanto conocieron de qué se trataba y la gravedad que corría el pie de mi madre, nos dijeron que la iban a encomendar a la Sierva de Dios, Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso. Y nos entregaron una estampa con reliquia de la Sierva de Dios. Lo sorprendente del caso fue la rápida recuperación del pie de mi madre. Después de la primera indicación del médico, según la cual se habían de amputar tres dedos del pie, se empezaron las curas, y pronto se pudo comprobar cómo la sangre corrompida dentro de las galerías de la úlcera se volvía sangre viva y limpia. Con esta mejoría ya no había que amputar nada, sólo ir limpiando la herida y lo sorprendente fue la rapidez con la que la úlcera se cerraba y se curaba. Estaba previsto también que se la bajase a quirófano para recortarle la piel seca del exterior, pero no se hizo. Se fue curando sin la necesidad del quirófano. Sólo estuvo ingresada quince días. La pregunta del cirujano fue: “¿Dónde está su pupa?” Y la respuesta de mi madre: “Ustedes sabrán”. El médico es Dios que ha concedido esta gracia con la oración de las Hermanas Carmelitas Descalzas del Monasterio del Espíritu Santo, de Algorós, que encomendaron el caso a la Sierva de Dios, Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso. Quiero agradecer a Dios las gracias recibidas y a las personas que se han interesado por su enfermedad.»

Pascual Blasco Román (Elche, Alicante, junio de 2008)

 

«Mi hija Celia empezó a tener fuertes dolores de cabeza hacia el mes de marzo. No le di importancia en principio. A principios de mayo empezó a tener molestias en el ojo izquierdo. Decía que le molestaba mucho la luz en el ojo, y que le lloraba. Sobre esta fecha la vieron oftalmólogos que diagnosticaron un erpes y conjuntivitis en el ojo. Sobre el 8 ó 9 de julio, se levantó con una especie de orzuelo en el ojo. Al día siguiente tenía el ojo totalmente cerrado e hinchado, hacia fuera. El ojo además estaba paralizado. Acudí al médico que había diagnosticado la conjuntivitis, y éste la remitió al neurólogo que la ingresó en el Hospital Vistahermosa, de Alicante. Estuvo catorce días ingresada. Le dieron el alta el día 25 de julio. Los médicos nos dijeron que nunca se habían encontrado con un caso así. Tardaron al menos cuatro días en darle tratamiento de cortisona. Finalmente, los médicos diagnosticaron una inflamación a nivel craneal que le presionaba el ojo hacia fuera, produciéndole además parálisis en el mismo. Me dijeron que la recuperación iba a ser muy lenta, que tuviéramos paciencia. Sin embargo, a los pocos días fue mejorando, y un día, de repente, el ojo se abrió volviendo a su lugar. El informe médico apuntó “mejoría rápida y espectacular”. Después de esto, dejaron a Celia dos días más hospitalizada, al cabo de los cuales le dieron el alta. El 16 de julio acudimos a las Hermanas Carmelitas Descalzas  del Monasterio del Espíritu Santo, en Elche, para pedirles oraciones por Celia. Se hizo una novena a la Sierva de Dios, y al final de la novena daban el alta médica a Celia en el Hospital.»

Karina Orts Juan (El Campello, Alicante, 3 de septiembre de 2008)

 

«Queridas Hermanas: Me llamo Nieves, y os escribo estas letras para contaron con alegría la gracia que la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso me ha concedido, a fin de que tengáis constancia de que para mí la Madre ha intercedido por la gracia que le pedí. Cuando hace tres años, más o menos, llegó a mis manos la estampa de la Madre Mª Isabel, mi marido se encontraba bastante enfermo, a causa de un infarto cerebral. A pesar de que lo pudo superar, su estado fue deteriorándose poco a poco, y yo, a pesar de pedir a Dios y a la Madre que se curara, veía que la realidad era que Dios lo llamaba y que seguramente, a pesar de mi gran dolor de corazón, era la voluntad de Dios, y tendría que aceptarlo. De todas formas, nunca dejé de pedirlo. Por aquel entonces empecé a pedir también otra gracia: Uno de mis nietos comenzaba a alejarse de la iglesia, renunciando así a las enseñanzas que sus padres le dieron y que con tanto celo, su abuelo y yo habíamos intentado inculcarle, junto con su madre, ya que su padre murió cuando él tenía tres años. Yo, cada noche, en mi cita personal con Dios lloraba y pedía a Dios y, por supuesto a la Madre, su intercesión, para que mi nieto volviera a la iglesia. Mientras tanto, él no parecía estar dispuesto a renunciar a su actitud. Su novia era una buena chica, pero sin contacto con la iglesia y sin querer saber nada de ella. Durante estos años, a pesar de no ver el fruto de la oración, continuaba pidiendo la gracia de que mi nieto volviera a la iglesia. Por fin, llegó un día en que mi nieto decidió mandar una carta a su novia, en la que poco más o menos le decía lo mucho que la quería, pero también lo importante que era para él la fe que su familia le había pasado; y, he aquí, el “GRAN MILAGRO”. Sin más esfuerzo que el de la gratuidad de Dios, su novia entró en una comunidad (donde ya saben estamos viviendo la fe y redescubriendo el bautismo), y retomó así el contacto con la iglesia que probablemente perdería poco a poco en su adolescencia y, claro, con ella, mi nieto. ¿Milagro o casualidad? En mi ya larga vida me he podido hacer esta pregunta, pero la respuesta está clara: No creo en la casualidad, por lo tanto, para mí es un milagro. ¡Gracias, Señor! ¡Gracias MARÍA ISABEL DEL AMOR MISERICORDIOSO!»

N.M. (Aspe, Alicante, octubre de 2008)

 

“En agradecimiento a la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso, escribo estas líneas. A todo el que lo lea: Hola, me llamo Desirée: Mi vida ha sido difícil, fui madre muy joven y, tras mi divorcio, la vida no me ha tratado muy bien. Soy TCAE (Auxiliar técnico en cuidados de enfermería). Conocí a las hermanas de la Comunidad en mi puesto de trabajo, en el hospital general de Elche. ¿Casualidad o milagro? Justamente conocí a las hermanas un día antes de que se cumpliera mi contrato. Con ellas había comentado lo duro de mi vida. También les comenté que se acababa mi trabajo, y estaba desesperada. Ellas, con gran cariño, me dieron un recordatorio de la Madre, animándome con gran fe a que le pidiera ayuda. La verdad, jamás pensé que sus milagros fueran concedidos en tan poco tiempo. Y es que esa misma noche, supliqué a la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso que me llamaran nuevamente para trabajar. A la mañana siguiente, me llamaron, para cubrir una baja que aún conservo. Lo “raro” de esta situación es que esta baja que me adjudicaron ya estaba cubierta con otra persona, la cual renunció al puesto. Algo inédito en los tiempos que estamos. Siempre le estaré agradecida. Que Dios nos guíe a todos.”

Mª José Desirée Escudero

 

“Estando mi sobrino, Juan Expósito, desarrollando su vida normal, en el mes de octubre de 2008, cayó enfermo y fue ingresado en el Hospital comarcal Virgen de la Salud, de Elda, donde estuvo hospitalizado 25 días. Se le diagnosticó unos bultos en el intestino. Teníamos miedo de que fueran malignos. Le hicimos la novena a la Madre Isabel, pidiendo la cura del mismo. Fue intervenido quirúrgicamente extrayéndole los bultos, y cortando el conducto. Se complicó su estado, ya que se le produjo un proceso de hipopermanente, que los médicos no conseguían cortar. Se soltaron los puntos internos de la operación, por lo que fue preciso una nueva intervención quirúrgica. Ante este cuadro, insistimos en la oración a la Madre Isabel. Mejoró dando posteriormente su alta, y normalización de vida, encontrándose en la actualidad trabajando con total normalidad. Atribuimos su recuperación a la Madre Isabel.”

Santiago Madrid – Matilde Calvo (Petrel, Alicante, enero de 2009)

 

“Me llamó mi prima para comunicarme la muerte de su hermana, por tanto, prima mía también. Además me pidió oraciones por la nuera de su hermana difunta, Su nombre es Mari Loli. Se le detectó un cáncer con sólo unos treinta y pocos años, y con dos hijitos. Fue el caso muy triste y la familia se asustó mucho, pues los médicos dijeron que había que haberle detectado el cáncer un año antes, para empezar el tratamiento. La noticia fue desoladora. Inmediatamente le di a mi prima, ya que de la enferma no sabía ni la dirección, una estampa con reliquia y oración, recomendándoles que pidieran con fe, devoción y esperanza. Yo también empecé a pedírselo a nuestra amada Sierva de Dios, con tal confianza, como cuando hablaba con ella. Es el caso que se decidieron a operar (pensando verla invadida y volver a cerrar). Pero… pienso que ahí ha estado la mano Divina con su Providencia y por intercesión y ruegos de nuestra Madre Mª Isabel. Porque lo que sacaron era un tumor corriente y moliente, sin más riesgos. Comentario del cirujano: “Podía haber sido un cáncer, pero no es. Terminó la operación, se recuperó y le dieron el alta, sin aplicarle radioterapia ni quimio. De cáncer ni rastro. ¿Dónde está aquél tan viejo y antiguo y alarmante? ¿No piensan VV.RR. Que ha podido ocurrir lo sobrenatural?»

Hna. Rosa María (Cuenca, mayo de 2009)

 

«Doy gracias por pedir algo muy importante para mí, y se me ha concedido, por intercesión de Madre Mª Isabel: “Enamorarme de una persona maravillosa y ser correspondida. Eternamente agradecida. Gracias.»

A.I.

 

“Me encontraba en la iglesia,  y de ahí me dirigí a Cáritas, que se encuentra al lado de la misma. Al ir hacia allí, en el momento de empezar la misa, tropecé con una piedra grande de mármol y se me vino encima. ¿Quién me sacó de allí? Sólo Dios lo sabe. Yo salí de debajo de la piedra, con dos dedos del pie aplastados. Llamé al párroco, me cogió y me sacó fuera. Estuve durante toda la misa esperando y me encomendaba a la Madre Mª Isabel. Después de acabada la misa me llevaron al Hospital. Allí me ingresaron y me dijeron que me iban a amputar los dedos. Yo recordaba unas palabras del Evangelio: “Mi yugo es llevadero y mi carga ligera”. Pasé la primera noche del Hospital rezando y acordándome de cuán iluminadas habían quedado las manos de la Sierva de Dios tras su muerte. A los dos días de mi ingreso vinieron a verme seis cirujanos a ver si me amputaban los dedos. Finalmente, no amputaron. Estuve dos meses sin poder andar y con un mes de rehabilitación. La médica me ha dicho que ha sido un milagro el que no llegaran a amputar los dedos. Y que me llegara a recuperar . Doy mil gracias a la Madre por haberme ayudado. Rezo su oración para que la gente vaya rezando más, y crea.”

Rosa Miralles (Monforte del Cid, Alicante)

 

“Mis queridas MM. Carmelitas Descalzas: Quiero comunicarles algunos favores que he recibido de la M. Mª Isabel, a la que quiero muchísimo y que me llenan de gozo. Cuando en algún momento presencio en mis hermanas, dada la fragilidad humana, algún pequeño roce o distanciamiento, acudo inmediatamente a ella, tan amante de que “todos sean uno”, y le digo con toda confianza: “Madre Mª Isabel, ¡arréglame esto!”. Después me dirijo a Jesús y le digo: “Por el mucho amor que siempre te tuvo la Madre, ¡escúchala!”. O sea, los pongo en comunicación directa. Ellos saben cuánto me duele, por insignificante que sea este pequeño roce. Bueno, no hace falta esperar mucho. Inmediatamente veo a estas hermanas cruzándose una mirada de cariño y teniendo algún detalle delicado que me hace estremecer. Aunque gracias a Dios estos roces no se dan con frecuencia, cuando suceden, nunca me falla. Si cree oportuno publicarlo, puede hacerlo, y si alguien quiere hacer la prueba… Pienso que en este sentido tiene un carisma especial. Un abrazo.”

Una Carmelita Descalza

 

“Doy gracias a Dios públicamente por la intercesión de la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso, a la que encomendé una intención pastoral, que salió muy bien. Valoro mucho a esta “santita” por su espíritu sobrenatural, su gran docilidad al Espíritu Santo, su humildad y su caridad con todos.”

Gustavo M. Johansson. Sacerdote. (Toledo)

 

“Hola, soy una devota de la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso. Gracias a su intercesión he obtenido varios favores.”

(Toledo)

 

“En agradecimiento a una gracia recibida: la aprobación de una oposición. Gracias.”

Anónimo

 

“La hija de una amiga vino a decirme que su madre se encontraba muy enferma. Tenían que extirparle un riñón a causa de un tumor, que, además, la estaba debilitando mucho. Me pidió que rezara por su madre. El tumor se encontraba al límite de la operación, por lo que tuvieron que acudir a una clínica privada, porque no podía esperar tiempo. La misma noche que me comunicaron la noticia empecé a rezar una novena a la Madre Mª Isabel. Le extirparon el riñón y la recuperación ha sido muy rápida y muy buena. Yo le dije a la hija de mi amiga que si su madre se recuperaba bien, lo comunicaría como una gracia de la Sierva de Dios.”

Teresa Agulló (Monforte del Cid, Alicante)

 

“El pasado mes de diciembre nació un sobrinito de nuestra Rvda. Madre Priora, llamado Gabriel. Al nacer, los médicos comprobaron que tenía las venas del corazón cruzadas, y que se encontraba en una gravedad extrema. Inmediatamente lo trasladaron el helicóptero al Hospital “La Fe”, de Valencia, para someterlo a dos operaciones. El pronóstico de los médicos era que se iba a hacer todo lo posible para salvarle la vida, pero que realmente había pocas posibilidades. Desde que la comunidad supo la noticia, lo encomendamos a la intercesión de la Sierva de Dios. La primera operación salió bien. Con ella, el niño empezó a respirar mejor, ya no estaba tan moradito… aunque la superación de la segunda operación todavía continuaba siendo preocupante. Días después fue sometido a la segunda operación, para colocarle las venas en su sitio. Felizmente todo fue bien, y ahora el niño crece sano y con normalidad. Atribuimos este feliz resultado a la intercesión de Madre Mª Isabel del Amor misericordioso. Una vez pasada la gravedad, el médico dijo a los padres del niño que éste, al salir de hacia Valencia se encontraba tan mal, que no tenía vida.”

Monasterio del Espíritu Santo

 

«Estimadas hermanas: Les escribo esta breve carta para contarles el favor que me concedió la Hermana Mª Isabel. Un domingo me trajeron mis nietos unos folletos en los que iba la oración de la Hermana Mª Isabel. Tuve una temporada en la que me encontraba muy mal físicamente y estando a punto de ir a urgencias al hospital, me encomendé a la intercesión de la Madre, comprobando que al instante se me había pasado todo el dolor y el mal que sentía.»

Fina Puche Gil

 

«Entrego un donativo en acción de gracias a la Sierva de Dios por haberme encomendado a ella en una operación a que fui sometida, y por haber salido bien de la misma.»

Teresa Carbonell

 

«Conozco el caso de una señora que tenía necesidad de vender una casa y no encontraba comprador. Encomendó el asunto a la Sierva de Dios, y al día siguiente encontró un comprador para la casa.»

Anónimo

 

«Un sacerdote recibió la noticia de parte de su superior de que le daban nuevo destino. El sacerdote pensaba que ese nuevo destino podía perjudicarle a su salud física y espiritual. Se encomendó a la SD. En ese instante le invadió una gran paz. Por la noche, ese mismo día, le llamaron por teléfono, diciéndole que de momento no había cambio, que se quedaba en el mismo pueblo. Él le dio gracias a la SD.»

Mª A.M.A.

 

«En las necesidades ordinarias de la vida doméstica me encomiendo con mucha frecuencia a Madre Mª Isabel, y encuentro su al instante.»

Una devota agradecida

 

«Querida Madre Priora, Joaquina Teresa de la Virgen de Orito:
Le escribo esta carta para dar testimonio de la gracia que me ha concedido la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso, porque sé que ha sido ella.
Conocí a la Madre en Orito, en el año 1979, en el que entró en el convento una hermana mía. La Madre era la dulzura en persona, todo lo que se diga de ella es poco. Era para mí una santa de mi devoción, para mí ya es santa. El hablar con ella era salir del locutorio con una paz en el interior que en pocos sitios se consigue.
Le pedí a Madre Mª Isabel que ayudara a mi hijo a encontrar trabajo, llevaba más de un año en paro, sólo con la ayuda del estado, teniendo que pagar la hipoteca de su casa. Nosotros le hemos ayudado como hemos podido, pero las cosas se liaron de tal manera que lo estábamos pasando mal económicamente, agravándose la situación con un cáncer de estómago de mi marido (operado en el mes de marzo de este año), llegando a necesitar ayuda económica y alimentaria que, gracias a Dios y a quienes nos están ayudando, vamos saliendo de la situación. Tal era mi desesperación, que, teniendo en las manos una fotografía de Madre Isabel, con la oración de ella, la recé y pedí con toda mi fe puesta en ella que ayudara a mi hijo.
En el mes de abril le hicieron un contrato de 1 día para conducir un camión, a las dos semanas se lo hicieron de 2 días. En mayo uno de mes y medio, hasta final de junio como sanitario en ambulancia, y el 1 de julio se lo han hecho para 2 meses, hasta final de agosto, como conductor de ambulancia. Tengo fe en que va a seguir trabajando, porque todos los días se lo pido a la Madre Mª Isabel y sé que me lo va a conceder.
Ya me despido dándole las gracias por atender mi carta y, si lo tiene a bien, publicarla en la revista de la Madre Isabel.”

Mª Victoria García (Hondón de las Nieves, Alicante)

 

“El pasado mes de septiembre una de nuestras Hermanas acudió al médico y en la exploración le detectaron una masa tumoral grande en el abdomen, que no presagiaba nada bueno. Al día siguiente fue ingresada en el Hospital de Elche, donde se la sometió a numerosas pruebas, con el fin de averiguar dónde se encontraba exactamente el tumor. Los resultados iniciales no descartaban el que se tratase de un tumor maligno.
Inmediatamente toda la Comunidad nos unimos en oración, suplicando al Señor la salud para nuestra Hermana, por intercesión de nuestra Madre María Isabel. Pasaban los días y los médicos no se aventuraban a decirnos que el tumor era benigno, ya que el TAC que se le practicó detectó zonas vascularizadas y necrosadas en el tumor. Por último hubo que operarla y así se pudo comprobar que, gracias a Dios, se trataba de un tumor benigno degenerado por el tiempo. Consideramos una gracia de la Sierva de Dios el buen resultado final de la exploración y el rápido restablecimiento de nuestra Hermana.”

Monasterio del Espíritu Santo

 

“Doy gracias a Dios por la eficaz intercesión de la Madre MARÍA ISABEL DEL AMOR MISERICORDIOSO para terminar de escribir mi libro de la Virgen titulado “María, Madre de nuestra Esperanza” que llevaba preparando desde hace más de dos años y le pedía su ayuda desde el cielo para concluirlo.”

Gustavo Johansson de Terry, sacerdote (Toledo)

 

“Doy gracias a Madre Mª Isabel por un favor recibido.”

Anita

 

«Una buena amiga me regaló la foto con la oración de la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso.
Recé la oración y pedí por mi hijo, que estaba mucho tiempo sin trabajo. Por la tarde, me llamó mi hijo desde Madrid, donde reside, para decirme que había encontrado trabajo.
Quiero agradecer a la Madre Mª Isabel el favor concedido porque nos ha llenado de esperanza.
Muchas gracias.»

Una devota

 

«Llevo años enferma del corazón, y me decían que con el tiempo me tendría que operar. Yo no quería. Tenía miedo, pensaba que me quedaría en el quirófano.
Mis oraciones siempre han sido a Jesús Misericordioso, junto con su Madre, la Virgen de las Nieves, la Madre Mª Isabel y Juan Pablo II. El pasado febrero me dijeron que había llegado la hora de la operación. Me puse en manos de Jesús Misericordioso, y de sus “allegados”. El día 14 de abril fue el día de la operación. Fui con mucha paz, diciéndole al Señor que “lo que Él quisiera”.
Para mí el resultado fue un milagro. Creía que no me habían operado y a los cinco días ya estaba de alta en casa. Sé que la Madre estuvo presente. Al Señor le dije que si salía todo bien, lo atribuiría a la especial intercesión de Madre Mª Isabel.»

Adoración Iñesta Sepulcre (Torremanzanas, Alicante)

 

“Habiendo llegado a nuestras manos un folleto con la oración de la Hermana Mª Isabel, nueve días antes de un examen de mi nieto, le hicimos un novenario a la Madre, y obtuvo la nota que necesitaba para realizar el MIR en la especialidad y hospital que deseaba, dándole por ello las gracias a su intercesión.”

M.O.B.

 

“Habiendo deseado tener un hijo, encomendamos a la M. Mª Isabel del Amor Misericordioso el que pudiera quedarse embarazada mi mujer. La Madre Priora me dio una reliquia de la Madre Isabel. Mi mujer tiene 44 años de edad. Al cabo de un año, después de tres años y medio de casados se quedó mi mujer embarazada. Hemos tenido una niña sana y preciosa. Agradecemos a la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso su intercesión.”

Dr. D. Eugenio Lecanda Garamendi

 

“Querida Madre Priora:
Quiero dar mi testimonio de cómo la Madre Mª Isabel me concede su ayuda siempre que se la pido. La conocí en Orito, hace muchos años. Era muy dulce y bondadosa. Presentí que iba a formar parte de mi vida. Un día del año 1987, mi padre me dijo: «- Nieves, la Madre Mª Isabel ha subido al cielo». Me puse a llorar. Ese día coincidía con mi cumpleaños. Cuando fui a verla, me quedé prendada de su rostro dormido. Le pedí: “Madre, siga ayudándome”. Sentía que así era.
Años después se me empezó a complicar la vida. Mi hijo, con 21 años, tuvo un accidente, y murió. Dejé de ir a Elche, al convento. No salía a ningún sitio. Creí volverme loca.
Un día, después de mucho tiempo y de recibir varias cartas de mi hermana monja, dándome ánimos, decidí volverla a ver. Le pedí a la Madre Mª Isabel que me diera fuerzas, pues “necesito la ayuda de tus hijas y de Dios”. Fui al convento. Me recibieron con los brazos abiertos. Y seguí pidiendo a la Madre: “No me deje sola”.
El año pasado fui al médico porque tenía problemas en el corazón. Me dijeron que debían hacerme un cateterismo. Iba con mucho miedo, y volví a invocar a la Madre. Mi hija pudo acompañarme al Hospital. Además, por la intercesión de la Madre Isabel, todo salió bien. Incluso tuve la alegría de recibir la visita de mi hermana y de poderla abrazar, pues había salido a acompañar a otra hermana enferma al Hospital donde yo estaba. Esto lo atribuyo a la intercesión de la Madre Isabel, pues yo se lo pedí al ingresar. Siempre voy sola al médico, pues mi hija tiene dos niños pequeños, y siempre que salgo para esto le digo a la Madre Isabel que no me deje sola. Tanto es así que cuando me hacían pruebas o estaba en el hospital, cerraba los ojos y veía su cara, su figura menuda y cerca de mí, con esa sonrisa suya que transmitía confianza y seguridad. Y no ha habido día que fuera al Hospital y no me encontrara con dos hijas de su palomarcito. Y alguna vez incluso con mi propia hermana, sin ponernos de acuerdo antes.
En otra ocasión tuve que acudir al Hospital de Alicante. Sabía que tenía que ir sola y pedí a la Madre Isabel que me «acompañara», ya que ella está más cerca de Dios y de mi hijo. Le pedí en esa ocasión que mi hija pudiera acompañarme. Ese día su marido libró del trabajo, pudiendo quedar con él los niños. Junto con mi hija también vino su padre, así pude tener a mi lado a las dos personas que más quería. Todo salió bien. Fueron tres horas de quirófano. Puedo asegurar que tenía a mi lado a la Madre Mª Isabel. La sentía dándome ánimos y sonriéndome.
Sigo invocando a la Madre, con una estampa recordatorio que me dio mi hermana. Y sigue ayudándome, cuando me faltan las fuerzas para seguir.
Éste es mi testimonio. Espero de todo corazón sea reconocida por la Iglesia y por todo el mundo su santidad. Gracias a toda la Comunidad, también por su apoyo y consuelo. Un fuerte abrazo.”

Nieves García

 

“Rvda. Madre:
Me dirijo a Vd. para comunicarle la gracia que la Madre Mª Isabel me ha hecho. Hace un mes iba con el coche y llevaba un recordatorio de la Madre que me entregó mi vecina, y un boletín que recogí en el hospital de Elche. Como decía iba con mi coche y me dirigía a mi casa. El conductor que venía detrás no me vio y me dio un golpe, arrastrándome contra un muro. Yo vi que volaba por los aires y me encomendé a la Madre Mª Isabel, diciéndole: “Madre Isabel, ayúdame. Salí como pude del amasijo de hierro. El coche siniestro total, y yo con unos moratones en el brazo. Cuando volví del hospital, fui donde estaba el coche y recogí el recordatorio y el boletín que llevaba en el coche, y dije: “Esto me ha salvado de un mal mayor”.
Me gustaría que esta gracia que me ha concedido Madre Mª Isabel la leyera mucha gente, para que cuando se encuentren en apuros la invoquen, como yo, y tendrán su ayuda.
Aunque no conocí a la Madre, la llevaré siempre en mi corazón. Y espero que sea reconocida por la Iglesia y por el mundo entero su santidad.”

Victoria Espinosa

 

«Quiero dar gracias a Dios y a la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso, porque desde que la he puesto por intercesora ante el Señor, mis súplicas han sido escuchadas. Yo les pedía por mis hijas y éstas se han acercado a la Iglesia. Continuamos rezando para que estas gracias concedidas sigan dando fruto y ellas perseveren en el camino emprendido.»

I.T.H.

 

«Desde que faltó la Madre Mª Isabel supe que teníamos una santa en el cielo y que podía confiar en ella y así lo hago. Son muchos los favores que he recibido de ella y pequeños milagros.
A finales de mayo empecé a tener mareos y fatiga y después de muchas pruebas en junio me pusieron un marcapasos, al día siguiente me dieron el alta, siempre por su intercesión todo iba saliendo bien. Son muchos los momentos en que acudo a ella y, en ocasiones, con asuntos problemáticos. Pero con mucha confianza y seguridad de que me escucha y nunca me falta.»

Adoración I.S.

 

«El recuerdo de la amadísima Madre Mª Isabel me está ayudando mucho. Mi deseo es visitarla. Para mí es santa. Recibo muchos favores que necesito para mi familia y le estoy muy agradecida. Mi nieto el mayor es militar, y está en una misión peligrosa muy lejos de aquí. Lleva consigo siempre una reliquia de la Madre. Cuando yo miro la foto de la Madre parece que me sonríe, porque yo sé que vela por él. Son muchas las gracias que doy en nombre de mi familia.»

Rosa

 

«El pasado mes de mayo, después de realizarme una serie de pruebas, se me diagnosticó un tumor en el recto-sigma. Se reúne el cuadro médico y deciden operarme el día 28 de junio. En este tiempo no perdí en ningún momento la fe ni la esperanza.
Sabía que había mucha gente rezando por mí. En concreto, las Madres Carmelitas Descalzas me encomendaron a Madre Mª Isabel. Después de la operación y una vez analizado el tumor decidieron darme seis meses de tratamiento como prevención.
Hoy, después de 28 sesiones de “radio” y “quimioterapia”, me encuentro muy bien, sin apenas secuelas ni efectos secundarios, aparentemente como si no me hubiesen operado. He ido al Monasterio a darles las gracias personalmente.
Me siento muy agradecida y aunque me espera todavía otro tratamiento de “quimioterapia”, espero sentirme tan bien y con tanto ánimo como con éste. No dudo que ha sido una gracia más de Madre Mª Isabel.»

L.N.F.

 

«Queridas Hermanas Carmelitas Descalzas: Les escribo para dar testimonio de la gracia que hemos recibido en nuestra familia, por medio de la intercesión de la Sierva de Dios, Madre Mª Isabel. A un familiar le realizaron unas biopsias y nos informaron de que una de ellas no parecía buena. Durante un mes me encomendé a la Madre Mª Isabel y recé la novena que me dieron en el Monasterio del Espíritu Santo. Hace unos días me informaron de los resultados, siendo todos muy buenos. Tengo que dar gracias a la intercesión de la Madre, porque todo ha ido muy bien, pero podría haber sido lo contrario. Gracias también a toda la Comunidad por su apoyo y oraciones.»

Una persona muy agradecida

 

«Me llamo Sindy, tengo 29 años y el año pasado me quedé embarazada, después de 5 meses intentándolo, sin éxito. Al haber sufrido un aborto espontáneo, pasé los 3 primeros meses con mucho miedo, pero todo fue bien.
El día 20-04-2012 tuve una cita con mi ginecóloga para hacer la revisión de las 12 semanas. Estaba esperando esta cita con mucha impaciencia, porque se supone que, una vez pasado este tiempo, hay menos riesgo de perder al bebé. De hecho, esperaba esta cita para anunciar mi embarazo a mi familia. Durante la ecografía, mi medica me dijo que estaba todo bien y que el embrión medía más o menos 6 centímetros. Aliviada salí de la consulta, y me fui a trabajar Entonces fue cuando empezaron los problemas. Desde que salí de la consulta hasta la hora de la comida, me encontré muy mal y me dolía mucho el vientre. Pensé que era por la ecografía, pero a las 14h 10 perdí muchísima sangre y pensé que había perdido al bebé. Una compañera y amiga llamó a la ambulancia y me llevaron al hospital. Cuando mi ginecóloga vio la cantidad de sangre que había perdido, su cara se descompuso y supe que había poca esperanza. Todavía me duele el alma cuando recuerdo estos eventos tan terribles. Cabe decir que, desde el momento en que perdí la sangre y el momento en que llegué al hospital, no paré de rezar interiormente al Señor y a la Virgen María para que salvaran a mi bebé.
La médica me hizo otra ecografía y me dijo que el bebé todavía estaba aquí pero que había un hematoma a su alrededor. Me dijo que tenía que guardar reposo absoluto y esperar a ver qué pasaba, si seguía sangrando y lo perdía o bien si dejaba de sangrar y aguantaba. Seguí sangrando toda la tarde, y luego la hemorragia paró. Me quedé dos días en el hospital y cuando salí me dijeron que el hematoma medía 3 cm x 2 cm. Me dieron cita para la semana siguiente y estuve toda la semana sin moverme del sofá, comiendo y durmiendo allí.
El domingo 29-04-2012 mi amiga Mayte me visitó. Me habló de la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso y me dio su tarjeta con la oración en el dorso, pero la verdad es que esa noche no la recé. Al día siguiente fui a mi cita en el hospital y allí me dieron la mala noticia: el hematoma había crecido y había aparecido otro nuevo. En ese momento me encontraba con un hematoma de 4,7 cm x 2 cm, y con otro de 6,7 cm x 0,8 cm. Estos dos hematomas eran más grandes que el feto y lo estaban rodeando. El riesgo era que siguieran creciendo hasta desprender la placenta, lo que hubiera supuesto la pérdida del feto.
Desesperada volví a casa y empecé a perder la esperanza. Al día siguiente intenté animarme y fue cuando empecé a interesarme por la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso. Busqué información sobre ella en internet y ese mismo día pegué la tarjeta que me había dado Mayte en mi barriguita, y recé la oración que aparecía en ella. Recé muy fuerte para que la Madre salvara a mi bebé y le protegiera, y así lo hice durante todo el embarazo. Durante los seis meses restantes, tuve la tarjetita pegada a mi vientre, y todas las noches rezaba para que la Madre Mª Isabel salvara a mi bebé. En las siguientes citas, vimos en las ecografías que los hematomas habían dejado de crecer y, conforme fue avanzando el embarazo, fueron disminuyendo los hematomas. Estuve en reposo absoluto casi tres meses y luego en reposo relativo hasta el final del embarazo, pero mi bebé creció bien, y el 23-10-2012 Nació sano y salvo.
El médico que me hizo la cesárea era mi médico habitual, y era el que me había anunciado la presencia de los dos hematomas unos meses antes. Cuando me vio se acordó de mi caso. Me dijo que mi bebé era “un superviviente”, porque mi caso había sido muy severo. Me chocó la palabra y enseguida pensé que si había tenido tanta suerte mi bebé había sido por gracia de la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso. Hoy en día le sigo rezando cada noche, para que siga protegiendo a mi familia, porque confío en ella y espero que reconozcan muy pronto su santidad.»

Sindy

 

«Doy gracias a Dios por los favores que me concede por mediación de su sierva, Madre Mª Isabel.
Entre varios puedo contar uno. Me encontraba en una situación difícil, a causa de un trabajo que tenía que realizar y que me resultaba bastante costoso. En un momento dado, se me complicó de manera que no veía la posibilidad de llevarlo a feliz término, y estuve invocando la intercesión de la sierva, para que me resolviera lo que yo veía imposible, pero necesario. Seguí con la confianza de que se me resolvería. Yo misma me quedé asombrada, cuando pude concluir el trabajo bien, habiendo desaparecido totalmente lo que antes era una dificultad imposible de resolver. ¡Muchas gracias, Madre Mª Isabel!»

De una devotísima

 

«Me siento hijo espiritual de Madre Mª Isabel y le debo la mayor gracia que puedo tener: mi conversión, ya que me hallaba en un estado espiritual de una gran tibieza y relajación. Buscando en internet vi una fotografía de Nuestra Madre. Entré en la página de Madre Mª Isabel y, al leer «Puntos de apoyo para un ideal», tocó mi corazón y, como una auténtica Madre, me hizo ver, entender y comprender el porqué de mi estado espiritual. A ella le rezo y me encomiendo todos los días, y de su mano he descubierto el gusto por la liturgia de las horas. Como otra gracia más, movido por Madre Mª Isabel redescubro a la Santa Madre, Teresa de Jesús.»

J.G.Q.

 

«El Señor dijo: pedir y se os dará y a mí se me ha dado la salud que pedí, y la que pidió mucha gente por mí. Creando una conexión especial con la Madre.
Y tanto es así que unos días antes de ir a ver a “mis monjis” había buscado trabajo porque planeaba dejarme mi pelo y quería tener una vida lo “más normal posible” después de todo lo sucedido. Recibiendo contestación de un sitio al que optaba, al salir de estar con ellas cogí un panfleto de la Madre, y viéndolo al llegar a casa, decidí hacer una novena en honor de la Madre María Isabel del Amor Misericordioso pidiendo conseguir el trabajo y así pasó pasados tres días de acabar mi novena que realizaba todos los días por la mañana recibí noticias de mi actual jefe. […]»

Pilar

 

«Deseo dar gracias públicamente a Dios y a la intercesión de la querida Madre María Isabel, ya que estando viviendo una situación desagradable, invoqué la intercesión de la sierva de Dios, para que nos diera luz el Señor, se resolviera todo según su voluntad y nos diera paz. Esta súplica a la sierva de Dios ha sido escuchada y favorecida con creces, por eso una vez más le digo: ¡Muchísimas gracias, mi querida Madre María Isabel!»

M.I.E.

 

«Nuevamente doy gracias al Señor por otro favor que se me ha concedido por mediación de su sierva Madre Mª Isabel. Hacía más de un año que me habían operado de una hernia inguinal, y me di cuenta que en el mismo lugar me había salido un bultito. Cuando fui al médico de cabecera, dijo que era cierto, pero me recetó para todo un antiinflamatorio, que al segundo día tuve que dejar al notar que no me hacía bien. Como al poco tiempo tuve una cita para un especialista, se lo dije y también nuevamente, al revisarme, me dijo que sí lo tenía, por lo que me hizo un volante para que me lo viese un cirujano. Ya cuando me tocó la cita con el cirujano también éste vio el bultito, pero al no saber exactamente de qué se trataba mandó hacerme una ecografía. Durante este tiempo yo me encomendé a la sierva de Dios Madre Mª Isabel para que, si era voluntad de Dios, desapareciera el bultito y no me tuvieran que operar otra vez. Cuando fui a hacerme la ecografía el doctor que la hizo me dijo que lo estudiaría porque no veía nada de importancia. Así que cuando volví a la cita del cirujano el doctor, que me atendió muy amablemente, era otro y me dijo que no se veía nada, pero que si en algún momento tuviera dolor o molestias que volviese y lo verían mejor.
Actualmente yo me encuentro bien y el bultito desapareció. ¡Gracias a Dios y a la Madre Mª Isabel!»

Una devota

 

«Pedí al Señor, por mediación de la Madre María Isabel, que atendiese mi súplica de trabajo para mi nieta N. que atraviesa por una difícil situación y que ha de atender las necesidades de su hija (mi biznieta) N.
Agradezco a la Madre María Isabel su intercesión.»

Matilde

 

«Este donativo es en acción de gracias por favores recibidos por intercesión de la Madre María Isabel del Amor Misericordioso.»

Rosa Miralles

 

«Hemos venido a dar gracias a la Madre Isabel. El día 15 José Mª dijo de bajar a los bancos de la calle con los vecinos (él no podía andar, y casi no se movía por unos grandes dolores que tenía en las piernas), y no ha dejado de hacerlo. Todos están más animados y Mari hace la novena a la Madre y yo también por eso venimos a darle gracias y a seguir implicándola… Vamos marchando, tenemos bastantes encargos para la madre… Gracias.»

Esperanza A.

 

 «Rvda. Madre:
Leyendo el Boletín Nº 14, me he decidido a contarle una vivencia que atribuyo ser gracia de la Madre María Isabel.
Estando en el hospital, cuando operaron a mi hermana, salí al pasillo junto con la Hna. María Francisca a por una botella de agua. Me encontré allí a un policía local de Hondón y le dije: “¿A quién tienes aquí?” Me dijo: “A mi hermana, que ha tenido varios abortos naturales, y ahora está de cinco meses, y están intentando que la niña llegue a nacer. ¿Y tú? Le dije: “Yo también tengo una hermana, religiosa, que la han operado de la espalda”. Me dijo: “Que tenga pronta recuperación”. Y se marchó.
Entonces, la Hna. María Francisca me dijo: “¿Lo conoce?” Y le conté lo que me había dicho. Y me dijo: “No se preocupe, que ese bebé va a nacer bien”.
Pasado un tiempo, lo vi en el súper, y me dijo que su hermana estaba aún en el hospital. Entonces, le di una reliquia de la Madre María Isabel, y un Boletín, que yo llevo en el bolso siempre. Y le dije: “Dile que le pida la gracia para su bebé, y rece la oración; y verás cómo sale todo bien”.
Al cabo de unas semanas, llegando a casa de mi hija, pasó a mi lado el coche policial, y me dijo el policía: “Nieves, ya soy tío. La niña ha nacido con poco peso, está en la incubadora, pero bien”. Y me enseñó una foto. Le dije: “¿Le diste todo a tu hermana? Me dijo: ”Siempre la lleva encima, y todos los días le reza, y le pide que siga todo bien”.
Pasado un tiempo, me fui al polideportivo, y salían dos chicas jóvenes con un carrito de bebé cada una. Sin pensarlo, le pregunté a una: «Perdona, ¿tú eres hermana de Ismael?» Me miró y me abrazó, diciéndome: «¿Ud. es la que le ha dado a mi hermano lo de la Madre María Isabel?» Le dije: “Sí. Perdóname que sin conocerte te abracé; pero al ver a la niña me dio un vuelco el corazón”. Entonces, me dijo: “Ahora puedo decirle que, después de nacer la niña, me dijo el médico que no se explicaba que saliera todo bien”. Y ella me dijo: “Fue un milagro de la Madre María Isabel”. Yo le puntualicé: “es una gracia más que, por mediación de la Madre, se realiza”. Me dijo: “Tengo una carta para Ud., porque quiero que se publique en el Boletín, contando yo todo lo que pasó”.
Rvda. Madre, yo espero la carta para enviársela a ustedes. Ella vive en Alcoy, su hermano ha sido operado, y está de baja, y no lo veo; pero, en cuanto me la haga llegar, se la envío. Pero yo, no quería dejar de contar todo lo que yo viví. Le pedía todos los días a la Madre María Isabel por esa niña, y me ha, mejor, nos ha escuchado; y, como sabrán, no es la primera vez que sucede. Siempre la tengo en mi memoria. Ella, siempre que la invoco porque necesito levantarme cuando caigo, siempre noto su mano para levantarme.
Éste es mi relato, si creen a bien publicarlo. Espero sea reconocida su santidad.»

Nieves García

 

«Agradecer a Madre María Isabel del Amor Misericordioso la gracia obtenida: mi hijo de 9 años ha dejado de hacerse pipí y tomar pastillas.»

Gracia Mª Hidalgo Cebolla

 

«Agradece un favor a Madre Isabel.»

Rosita Antón

 

«Reverenda Madre: Hoy acompaño a una familia muy querida por mí. Mi vecina Carmen y su familia, que, como ya sabrá, le comenté a mi hermana que, hablando con ella me dijo que su hijo era casado 7 años, y no tenían descendencia. Yo le dije que hiciera una novena a la Madre Mª Isabel, y se lo pidiera; y le di una estampa con la novena, y ella se la entregó a su nuera. Y ésta, empezó a hacerla.
A las dos semanas, voy a su casa, y estaba toda la familia, y vi que a Pilar, que es la nuera, le brillaban mucho los ojos, y noté una sensación… Sabía que allí pasaba algo. Y ella me dijo: “Nieves, ¡estoy embarazada!” Yo sentía algo dentro de mí que alguien me decía: “Nieves, Pilar trae dos hijos en su vientre”. Tal y como lo oí, le dije: “Vas a tener dos”. Allí hubo comentarios de todo.
Otro día volví a casa de mi vecina Carmen, y cuando me vio, me dijo: “Iba a tu casa a decirte que, cuando dijiste que mi nuera traía dos hijos… Pues, que le han hecho una ecografía, y sí que trae mellizos”.
La carne se me puso de gallina -como así se dice-. Y después le dije a Pilar: “No dejes de pedir a la Madre su ayuda, porque ella no te dejará nunca; y verás como todo va bien”.
Le diré que es una persona de riesgo, porque tiene una enfermedad; y, aparte, trae dos bebés.
Ella ha ofrecido ir todos los meses que pueda y llevarles a Uds. algún presente, en agradecimiento, y también para tener la oportunidad de estar muy cerca de la Madre Mª Isabel, y oír Misa. Ya cuando puedan, que se haya pasado la Cuaresma, iremos para que conozcan a mi hermana, y a todas, si su Caridad permite, y decirles que me enorgullece saber que a las personas que necesitan ayuda, sé que si se lo piden a Dios, a través de la Madre Mª Isabel, se le concede esa gracia que piden.
Yo, ya sabe Ud., tengo mucha fe, y le pido por mis nietos, mi hija y su marido; por mí y por toda la familia su protección. Y así día a día espero de corazón que sea reconocida por la Iglesia y por todos su santidad. Yo así lo siento y se lo pido a Dios.
Reciban un fuerte abrazo toda la Comunidad.»

Nieves García

 

«Desde el 31 de octubre del año 2006, día del aniversario de la muerte de la Madre María Isabel, empecé a pedirle la sanación total o mejora de la tartamudez de una persona que conocía y apreciaba, por el medio que fuese. Se puede decir que tuve la grata alegría de ver a esta persona casi recuperada y bien, después de varios años sin verla. Por ello, seguimos dando gracias a Dios, por la eficaz intercesión de la Madre María Isabel.»

Anónimo

 

«Muy agradecida, alabo a Dios por la intercesión de su Sierva Madre Mª Isabel por los muchos favores que me concede. Comunico que, en esta ocasión, le pedí por una necesidad que había en mi persona y en mi entorno, y no tardó en favorecernos, asistiéndonos en la necesidad. ¡Muchas gracias!»

Una devota

 

«El día 16 de enero pasado, nuestra Hna. Ana María de Dios Padre sufrió una aparatosa caída. Se le diagnosticó: “fractura de la rama isquió-púbica izquierdo y fractura en la unión de la rama ilio-púbica y la ceja anterior del acetábulo izquierdo con trazo de fractura intraarticular que afecta a la ceja anterior mínima irregularidad de la cortical de la superficie articular anteroinferior”.
El traumatólogo prescribió reposo durante 4 semanas, con ulterior “movilización progresiva cadera en descarga, sin forzar”, junto a la medicación adecuada, pues no había posibilidad de operación, ya que, propiamente, los huesos no estaban rotos, sino estallados; y se veía dudoso el que volviera a caminar. Quedó consignado, además, en el informe: “dolor agudo debido a trauma”.
Durante muchos días, veíamos a nuestra hermana sufriendo en su lecho de enferma, porque no cedía el dolor intenso; cualquier roce o presión le era insoportable. Todas las hermanas la encomendábamos al Señor, por intercesión de nuestra Madre Mª Isabel; y la Comunidad tenía junto a ella, en la enfermería, el acto de recreación nocturna.
Transcurrieron 20 días, aproximadamente. Una noche, con gran alegría, según íbamos llegando a la enfermería, nos decía: “Ya no tengo dolor. Nuestra Madre Mª Isabel lo ha hecho: me ha quitado el dolor”. Y, al ser preguntada, nos descubría su «secreto»: durante muchos días estuvo pidiendo la gracia de que la Sierva de Dios le quitara el dolor tan agudo, ya que no quería dar quehacer. Y repetía: “Gracias, Madre María Isabel”.
El día 7 de marzo pasado, el traumatólogo le dio el alta. Y hoy tenemos la alegría de verla dar paseítos por nuestra casa, ayudada de su andador, y con la asistencia de su querida enfermera.

Monasterio del Espíritu Santo

 

«Doy mil gracias a la Madre María Isabel del Amor Misericordioso que me ha ayudado a que mi operación salga bien. Ella me quiere muchísimo, que me tuvo en sus brazos cuando era niña. ¡Mil gracias, Madre!»

Anónimo

 

«¡Queridas hermanas!
Con mucha ilusión quiero contar mi testimonio que me sucedió cuando conocí la existencia de la Madre María Isabel.
Tras una larga enfermedad y después de haberme dicho los médicos que por causa de la enfermedad sería poco probable que pudiera tener familia (eso sucedió 6 meses después de casarme). 5 años más tarde nos dijeron que intentáramos tener familia, pero el bebé no venía.
Un buen día, cuando subimos al campo de mi suegra a comer, nos dijo que una amiga suya que se llama Nieves le había hablado de una monjita que estaba haciendo muchos milagros, y que le había dado una estampita con una oración y una novena. Ella me dijo que si me importaba pasármela todos los días por la barriga, mas yo le dije que no tenía ningún inconveniente en hacerlo. Y esa misma noche empecé a hacerlo y decidí también hacer la novena, pues mi marido es representante y tenía que viajar unos días a Zaragoza para hacer cursillos. A mí como me da tanto miedo la carretera decidí hacerla para que el viaje fuera bien, y de paso, si podía hacerme el milagrito de quedarme embarazada. Todo esto sucedió sobre el 10 de febrero del 2014.
Mi marido vino muy bien del viaje. Días después yo esperaba que me bajara la regla; más o menos sería por el 17 de febrero; pero, nada. Entonces decidí esperarme hasta el sábado 20 de febrero. Ese día me hice la prueba, y cual fue mi sorpresa: ¡¡Dio positivo!!
En el domingo subimos al campo a comer, y les contamos la buena nueva. Estaban todos muy felices, pues era un embarazo muy esperado.
Ese mismo día, sobre las cinco de la tarde, estábamos mi cuñada Nieves y yo charlando al pie de la chimenea, y de repente vino Nieves, la amiga de mi suegra. Ella se queda mirándome a los ojos y me dice: “Te brillan mucho los ojos. ¿Tienes algo que contarme?” Y yo le contesté: “Sí, Nieves, ¡¡estoy embarazada!!” Y ahí se quedó la cosa. Al rato nos dice a todos, ¿y si fueran dos bebés? En ese momento nos miramos entre nosotros, y nos ponemos a reír; y entonces yo le dije: “No pasa nada, a casa vacía vienen”. Pero todo esto entre risas.
En el lunes siguiente, nos tocaba ir al hospital al ginecólogo. Cuando entramos me eché en la camilla y empezó a hacerme la ecografía. La ginecóloga empezó diciendo: “Hay una bolsa con una placenta…” Y de repente dice: “No, no, no, espera, espera…” ¿Qué pasa?, dijimos nosotros, un poco preocupados. Y ella exclamó: “¡Nada, nada!… ¡que son dos bolsas!” Mi marido y yo nos quedamos mirándonos, un poco incrédulos.
Nada más salir llamamos a mi suegra, y le contamos lo sucedido. Ella se puso muy contenta y nos dijo que no nos preocupáramos que todo iba a ir bien.
Cuando se enteró el resto de la familia se quedaron perplejos al saber la noticia.
Al siguiente domingo, volvimos a ver a Nieves. Le contamos lo sucedido, y entonces ella dijo: “¡Es un milagro de la Madre María Isabel! Ella fue la que me había contado todo lo que iba a pasar…!”
Al cabo de unos meses, nos enteramos de que iban a ser nene y nena. Decidimos ponerles el nombre de Lucas Jesús, y Triana Isabel, en honor a la Madre.
Desde que nos enteramos que estaba embarazada todos los meses vamos a ver a la Madre María Isabel y a las Hermanas en gratitud por su milagro. Pronto mis pequeñines estarán entre nosotros.
¡¡GRACIAS, MADRE MARÍA ISABEL!!
GRACIAS»

(Este personal testimonio de Pilar Pujalte Alcolea, viene a completar el ya consignado en el pasado Boletín, páginas 16-17, de Nieves García. La narración de esta gracia de la Sierva de Dios es del 12 de septiembre de 2014. Lucas Jesús y Triana Isabel nacieron felizmente el día 4 de octubre. En el próximo Boletín os ofreceremos su foto).

 

«Rvda. Madre: Desde el primer día que la Sra. Nieves le dio a mi hermano la oración de la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso, le recé con mucha fe y esperanza, y dio su fruto. Se lo agradeceré siempre. Me ayudó mucho a sobrellevar todo el rezar y tener fe que la Madre Mª Isabel me ayudaría a tener a mi hija sana y bien, y a cumplir mi sueño de ser madre; como a mi marido, mis padres y, en especial, a mi hermano, que, por su mediación, conocí todas las gracias de la Madre Mª Isabel, que la Sra. Nieves le facilitaba. Aunque, en mi caso, tanto los médicos como yo, vemos que esto puede ser un milagro. Cuando les relate mi caso lo entenderán.
Yo personalmente quería escribir mi vivencia, para que así se vea cómo realmente fue un milagro el tener a mi hija, con la ayuda de la Madre Mª Isabel, pues se lo pedía todos los días, y seguiré rezándole y pidiéndole misericordia para toda mi familia.
Mi marido y yo llevábamos intentando ser padres desde el 2005. He tenido tres abortos naturales. Fue muy duro para mi marido y para mí, porque lo quiero mucho -y me ha ayudado en todo momento a superarlo-, como también a mis padres, y a mi único hermano, que estamos muy unidos y se quedaba noche y día conmigo, y me daba ánimos. Gracias a su compañía yo llevaba mejor estar en el hospital, pues mi marido tenía que trabajar en Alcoy, y yo estaba ingresada en el hospital del Vinalopó, en Elche.
El primer aborto fue el 28 de enero de 2006, de seis semanas. El segundo fue el 31 de diciembre de 2008, y el tercero fue el 30 de junio de 2010. Este último, fue especialmente doloroso, pues fue a las 23 semanas (casi 6 meses). Se me provocó el parto y no pudieron pararlo, y el bebé, mi hijo, nació muerto. Si no hubiera sido por mi familia, no lo hubiese superado. Fue un golpe muy duro.
En este último embarazo, para que no ocurriese lo mismo que con mi niño, me cosieron el útero en la semana 13 del embarazo, y, en la semana 22, en una ecografía de control, me detectaron que el cuello del útero se me borraba, pudiendo provocar el parto y que pasara como con lo del nene; por ello, me ingresaron en el hospital en reposo absoluto. Y a esperar llegar al final, y que todo saliera bien.
Cuando la Sra. Nieves se enteró por mi hermano de mi situación, en el hospital donde ella tenía a su hermana recién operada, y coincidió con él, le dio un Boletín y la oración de la Madre Mª Isabel, le dijo las gracias que ya había concedido, y que yo no dejara ni un día de pedirle a la Madre la gracia que yo necesitaba, y me pusiera la reliquia en mi vientre. La Sra. Nieves, que yo no la conocía, siempre preguntaba a mi hermano cómo yo iba, pues mi hermano es policía local de donde ella vive, y cuando lo veía le decía: “Dile a tu hermana que confíe, y que no deje de rezarle”. Y, como he dicho, yo lo hacía todos los días, con la confianza que todo iba a salir bien.
Sé que gracias a la Madre Mª Isabel todo salió bien. Mi niña nació el día 6 de noviembre de 2012, después de dos meses en el hospital. También quiero decir que mi hermano rezaba conmigo, me aseaba, me acompañaba, me daba ánimos. Mi marido venía los fines de semana; y también la ayuda de mis padres, superando su propia enfermedad, ahí estuvieron. Ellos también rezaban su oración para que hiciera que todo saliera bien, y por su pronta recuperación.
Mi niña nació muy pequeñita. Tuvo que estar en la incubadora; pero, todo salió bien, y el día 21 de diciembre de 2012 nos pudimos llevar a Emma, que así se llama, a casa. Aquel día fue el más especial y maravilloso de nuestra vida: era la primera hija, la primera nieta y la primera sobrina. Y, para mi hermano, fue una gran ilusión, porque vivió día a día mi embarazo.
Sé que todo fue por la gran fe que pusimos todos rezando a la Madre Mª Isabel, que nos concedió la gracia que todos pedíamos. Sería para mí una honra publicaran mi relato en el Boletín de la Madre Mª Isabel, para que la persona que la invoque sepa que ella le ayudará seguro.
Como ya he dicho, yo no conocía a la Sra. Nieves, y un día salía con mi hija del polideportivo, con mi prima y una señora que estaba allí con su familia. Me dijo: “Perdona, ¿tú eres la hermana de Ismael?”. Le dije: “Sí, y Ud. es la señora que le ha dado a mi hermano lo de la Madre Mª Isabel”. Y nos fundimos en un abrazo, muy emocionadas. Y allí conoció a mi hija, que la llevaba en el carrito (aunque a ella mi hermano le envió fotos al móvil). Ahí veo la mano de la Madre Mª Isabel, que, sin ponernos de acuerdo, hizo que coincidiéramos ese día, siendo yo de Alcoy y ella de Hondón: “la Madre Mª Isabel sigue haciendo el bien y nos sigue amando”.
Espero tenga a bien publicarlo y transmitir que quien tiene fe en ella, tiene su gracia. Espero sea reconocida su santidad por el mundo entero.
Muy agradecida.»

Guadalupe

 

«Querida hermana: Hoy está lloviendo a cántaros. Es uno de los regalos que Dios nos ha concedido, por intercesión de la M. Mª Isabel, que se lo pedí a ella; y así ha sido.
Le hice una novena a la Madre María Isabel pidiendo que lloviera. Y el 8º día llegó la lluvia, y se tiró casi dos semanas lloviendo, mucho o poco, todos los días. Y ahora de nuevo vuelve a llover.»

L.G.

 

«Queridas Madre Superiora y Hermanas en Cristo:
Como sabrán hace poco me operaron de los dedos de los pies, y como no puede ser de otra forma, me amparé a la Madre Mª Isabel, aunque también soy muy devoto de la Virgen de Orito y de San Pascual. Le pedí que saliera todo bien. Tras ser intervenido, cual fue mi alegría al recibir la noticia del cirujano que me marchaba ese mismo día, pero al llegar a la habitación estaba una enfermera y le conté que me iba y me dijo que por ella me quedaba, porque me habían hecho mucho daño en el pie y esa misma noche me podía doler mucho. Al final, me quedé esa noche y la pasé muy bien sin ningún dolor, y así ha seguido hasta ahora. Para mí ha sido un milagro, puesto que todos me decían que la recuperación sería costosa y dolorosa.
El día 2 de agosto estando en casa se me puso un dolor muy fuerte en el pecho. Nos acostamos, pero en la madrugada siguió el dolor bastante más agudizado. Me puse muy nervioso, y no pensé en otra cosa que ponerme la estampa de la Madre Mª Isabel, que tenía en la mesita de noche, en le pecho, y no conforme, también me puse el Rosario que tenemos colgado en la cama, que, por cierto, es el Rosario que me dieron pasado por las manos de la Madre. Lo cierto es que en media hora se me pasó el dolor. Para mí es un milagro.»

Juan López Ortega

 

«Quiero agradecer a la M. Mª Isabel dos favores muy grandes que me concedió en una etapa en que no me encontraba física ni psíquicamente bien. No tenía trabajo, lo que agravaba todavía más la situación.
Pidieron oraciones por mí a la Comunidad de las Carmelitas Descalzas de Algorós y me encomendaron a la M. Mª Isabel. Fue cuando menos sorprendente que ¡ese mismo día! en que pidieron oraciones me surgiese una oferta de trabajo, pese a haber desaprovechado otras oportunidades que se me habían presentado anteriormente.
Pero ahí no acabó la cosa. Un año más tarde, perdí el trabajo, y las posibilidades de recuperarlo eran escasas, por no decir nulas. Nuevamente pidieron oraciones por mí a la Comunidad y me impresionó la confianza con que respondieron, dando por supuesto que la M.Mª Isabel lo arreglaría.
Pero yo no las tenía todas conmigo… Podéis imaginaros mi sorpresa cuando ¡recuperé el trabajo! Simplemente, no podía creerlo y me convencí del poder de intercesión de la M. Mª Isabel, a quien yo no tenía especial devoción en aquel momento (eran las hermanas las que me habían encomendado).
Pero el milagro más significativo fue la recuperación de mi salud física y psíquica, de una manera tan discreta como milagrosa. Nadie supo cuándo ni dónde ni cómo mejoré; pero lo cierto es que ¡sin tratamiento médico alguno! Al cabo de un año me encontraba sorprendentemente bien.
No hay duda alguna de que es la M. Mª Isabel a quien deben atribuirse estos favores. No son los únicos que nos ha concedido a mí y a mi familia ¡y presiento que no serán los últimos!
“Pasó haciendo el bien”: así se ha resumido su paso por esta tierra; así lo han testimoniado cuantos la conocieron y trataron; y especialmente, quienes convivieron con ella. Y yo también soy testigo de que ¡lo sigue haciendo!
Con este testimonio quiero invitar a cuantos no la conocen a acercarse confiadamente a ella; no sólo para que nos conceda los favores que tanto necesitamos sino para que nos enseñe a amarnos unos a otros y a estar unidos, tal y como nos ha dicho: “¡Amaos y sed uno!” Gracias, ¡Madre Mª Isabel!»

Anónimo

 

«Mi agradecimiento más sincero a las MM. Carmelitas Descalzas del Monasterio del Amor Misericordioso y de la Madre de Dios de Piedrahíta (Ávila) por su intercesión y su invocación a la Madre María Isabel del Amor Misericordioso para la sanidad completa de mi sobrino.
En julio del año pasado mi sobrino, de apenas tres años, que estaba en una escuela de verano, fue descubierto ahogado en el fondo de la piscina del colegio cuando ya llevaba sumergido allí varios minutos y estaba ya sin respiración, morado e hinchado de agua. Le hicieron allí mismo la reanimación cardiopulmonar y la respiración boca a boca y fue trasladado en ambulancia medicalizada al Hospital. Allí, a la vista de que existía daño cerebral y el niño no recobraba del todo la consciencia fue derivado a otro hospital con mejor equipo, médico y humano, de neurología pediátrica. Se temía fundadamente por su vida y, de sobrevivir, eran esperables importantes secuelas por el daño cerebral que habían detectado. Pero gracias a la oración de mucha gente, entre ellas la de las MM. Carmelitas Descalzas de este convento, y, fundamentalmente, gracias al Amor Misericordioso del Padre, y la protección de Nuestra Madre Santísima, el niño se restableció rápidamente y hasta el día de hoy sin secuelas, de modo que incluso los médicos que le atendieron en un primer momento dijeron que aquello era asombroso e inexplicable.
Doy gracia a Dios por ello y escribo este pequeño agradecimiento a la oración de todos los que vivieron esos momentos angustiosos.»

Encarni (2015)