“Hace unos años, conocí a hermanas del Monasterio de Carmelitas Descalzas del Espíritu Santo, en Elche. En conversación, les expresé mi deseo de tener descendencia, dentro de mi matrimonio; porque, los hijos no llegaban. Una de las hermanas me dijo si yo quería rezarle a Madre María Isabel del Amor Misericordioso, poniéndola como intercesora ante el Señor, pidiéndole un hijo. Yo le dije que no tenía ningún inconveniente. Y la hermana me dio una reliquia de la Sierva de Dios, para que la llevara conmigo y me la pasara por el vientre; y que ellas rezarían también por esta intención. Fue en este momento cuando me dijeron: “Ya verás cómo pronto te quedas embarazada”. Y así fue: quedé embarazada al poco tiempo, y di a luz a mi hija primogénita. Pasado un tiempo prudencial, nuevamente tuve deseos de tener otro hijo, pero, como la vez anterior, no acababa de llegar. Comenté mis deseos con las hermanas, y una de ellas, me dijo: “¿Tienes todavía la reliquia de la Madre María Isabel?” Yo, sacándola del bolsillo, les contesté: “Mira, aquí la llevo”. “Pues, me dijo la hermana, pídele que te conceda otro hijo”. Y me aseguraron que, también en esta ocasión, las hermanas iban a encomendar mi caso a la Madre María Isabel.

Y, de nuevo, he obtenido la gracia, por intercesión de la Madre María Isabel, de quedarme embarazada.

Esto sucedió pasado, aproximadamente, un mes de estar pidiendo al Señor un hijo. Y, con gran alegría, mostré a las hermanas la correspondiente ecografía de mi hijo.

Doy mi testimonio de las gracias que se me han concedido, por intercesión de la Madre María Isabel del Amor Misericordioso, a quien estoy muy agradecida”.

N.F.
2 de febrero de 2016

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“Quiero explicar la gracia que me ha concedido la Madre Mª. Isabel, y que, para mí, fue muy buena.

Era el 19 de diciembre del pasado año 2015, alrededor de las dos de la tarde. Tenía de mucho tiempo atrás un libro para quemar, y me vino a la mente el ir a quemarlo. Fue pensado y hecho. Pero, para hacerlo más rápido, le eché alcohol, y, al encender el libro se me encendió la mano. Al hacer mucho sol, pues era mediodía, yo no vi la llama, hasta que noté el quemado y vi mi mano en llamas. Con la otra mano empecé a apagar la llama. (La verdad es que no sé cómo no me quemé toda). Entonces, me empezó un dolor y un escozor impresionante. Y, yo pensé: “voy a curarme yo misma, porque, como es la izquierda, puedo hacerlo con la derecha”. Pero, cuando entré de la huerta era tal el dolor que sentía, que, en vez de ir a curarme fui a llamar a N.M., que aún estaba en el comedor, y ella, al ver que yo la llamaba, salió en seguida, porque creía que le pasaba algo a una hermana mayor que tenemos. Pero, yo le dije que era yo, que me había quemado la mano, y dijo: “Vamos a ponerle algo en la mano”. Y, cuando me la vio, y vio que yo estaba muy amarga, por el dolor, dijo: “en seguida a urgencias”. Y nos fuimos otra hermana y yo. Cuando llegamos, tuvimos que esperar un poco; me curaron y volvimos a casa. Pero, dijeron que la quemadura era entre segundo y tercer grado. Y, como soy diabética, había más peligro. Entonces, me dijeron que el lunes siguiente fuera a curarme al Centro de Salud. Ocurrió que, como me ensucio bastante la mano, N.M. me puso una gasa encima del vendaje, y metió entre la gasa y el vendaje una reliquia de la Madre Mª Isabel. Y, la verdad, se me calmó bastante el dolor y escozor que tenía. El lunes fui a curarme, y tenía toda la mano una ampolla por encima de la mano, y dos dedos, también por bajo. Y la cosa fue que, el día 24, por la tarde, me dejaron dos dedos tapados, porque estaban un poco sensibles, y para que no me hicieran llaga. Y ellas solas se secaron y se cayó toda la piel, sin hacerse ninguna pupa, ni se infectase nada. Y, a los pocos días, ya no tenía nada. Sólo se me quedó la mano más roja, pero ninguna señal.

Yo creo que fue una gracia muy grande, porque me dijeron en el hospital que, como mínimo, tardaría un mes en curarme de las quemaduras, y fue la mitad de tiempo. Gracias a Dios, por mediación de la Madre Mª Isabel, me curé muy rápido”.

H.F.
7 de abril de 2016

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“Justo hace algo más de un año, mi marido quedó en cama inmovilizado, por el trastallazo de una Hernia discal. Con un cuadro de dolor tan intenso que había que administrar morfina durante las veinticuatro horas para mitigar el dolor. Y, aun así, pocas veces calmaba. Así estuvo tres meses. Hasta que los médicos, después de varios ingresos por urgencias en el hospital con tratamientos para el dolor, pruebas, analíticas, e incluso introducir un catéter en el punto del dolor por vía epidural, y sin aparente resultado positivo, deciden operar. En uno de los ingresos y preparando el pre-operatorio, una noche estábamos bastante angustiados por una dudosa prueba que había que realizar. Mi consuelo fue irme a la Capilla. En el ancho pasillo del citado hospital, casi a las puertas de la Capilla, me encuentro con la Madre Mª Antonia, Hermana Mª Francisca y Hermana Concepción. ¡No me lo podía creer! ¡Vi el Cielo abierto! Les conté el caso y les pedí oraciones. Las Hermanas, con la serenidad y bondad que las caracteriza, me escuchaban atentamente y me dijeron que llevaban el mismo camino que yo. O sea, a estar un ratito con el Señor. Así que ¡vamos a rezar!, dijo la Madre. Una vez dentro de la Capilla, ellas, sonriéndome y casi sin palabras, me dieron un boletín de los que editan de la Madre María Isabel: “Pídele a ella”, me dijeron. Me quedé un tiempo ante el Señor con el folleto en mano poniéndola como intercesora. Las Hermanas también se quedaron un buen rato rezando.

Al volver a la habitación conté a mi marido el encuentro con las hermanas. Le comenté que aquel encuentro no era casual (pues no creo en las casualidades, creo en la Providencia del Señor), pues, ¡cómo, a las nueve de la noche en un hospital, y en un ancho pasillo solitario, encontrarme a tres monjas amigas! “Eso es que la Madre Mª Isabel quiere llevar tu caso”, “te vas a poner bien”, (le dije a mi marido) y empezamos a rezar la oración. (Él todavía la reza asiduamente). El Doctor Segura, que desde el primer momento atendió a mi marido, nos explicó en qué iba a consistir la operación: Poner una placa con cuatro o seis tornillos. La operación oscilaría entre cuatro y seis horas. El 29 de marzo de 2015, Domingo de Ramos, asistimos con toda nuestra familia, mis hermanos, sobrinos, nuestros hijos y seis nietos a la procesión de las Palmas. Mi marido en silla de ruedas. 30 de marzo, Lunes Santo, se realiza la operación. A las dos horas y media el Doctor Segura me llama diciendo que todo ha ido muy bien. No ha hecho falta poner placa ni tornillos. Sale de la operación hablando, sonriendo y diciendo: No tengo dolor. 1 de abril, Miércoles Santo, 48 horas después de la operación, caminando por la habitación por prescripción médica.

Y lo más gratificante, ¡sin dolor! Hace un año, y sigue de maravilla. Camina perfectamente, y el dolor, que de vez en cuando tiene (que con un paracetamol desaparece) es debido a algún movimiento involuntario, que se olvida y no debe hacer. Por todo eso queremos dar gracias a Dios, sabemos que siempre es Él el que actúa. Pero estamos convencidos de que la Madre María Isabel ha “trabajado” mucho, soplando al Espíritu Santo. Muy especialmente a La Madre María Isabel que actúa desde el Cielo. Y pedimos que si es la voluntad del Señor pronto sea subida a los Altares de la Iglesia. Un especial agradecimiento también al equipo de traumatología del Hospital Vinalopó de Elche, en particular al Doctor Segura, que con tanto cariño trata a los enfermos. Gracias.”

Toñi Moreno.
1 de abril de 2016

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“En julio de 2008, mi nieto Carlos, con tan sólo dos años de edad, le diagnosticaron un síndrome nefrótico que hacía que sus riñones no funcionasen bien. Los médicos nos dijeron que no había ningún tratamiento para curar esta lesión que hacía que se le inflamaran los riñones y perdiera en la orina la proteína que necesitaba su organismo para crecer y vivir. El pronóstico era muy claro: podía mejorar por sí sólo o de lo contrario podía llegar a necesitar un trasplante de riñón para poder sobrevivir. Era cuestión de tiempo o de Fe.

Me acogí a la Madre Isabel implorando su intercesión ante Dios para que curase a mi nieto, y después de varios brotes, el síndrome comenzó a remitir significativamente sin ningún fármaco, hasta el día de hoy, que, definitivamente, mi nieto recibe el alta médica ya que todos los análisis indican que sus riñones funcionan con normalidad y no sufre ninguna pérdida de proteína.

La Gracia de la Madre Isabel intervino ante Dios para la curación de mi nieto, y yo soy testigo de su favor. Dios sea Alabado.”

En Acción de Gracias a la Madre Isabel de las Carmelitas Descalzas.

Antonia Prieto Penalva. Aspe.
Julio 2016

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“Desde hace meses tenía mal el dedo índice del pie derecho, tenía una herida, y por más que me lo curaban, no encontrábamos ninguna mejoría; es más, yo comenzaba a notarlo, en algunos momentos, como un miembro muerto. Al ver que empeoraba, pensé que lo mejor era que lo viese el médico, pues no tenía buen aspecto. Cuando vino médico y vio no sólo el estado del dedo, sino el del pie y la pierna, me dijo que tenía que ir a consulta para hacerme una ecografía, pues además de una gran infección en el dedo parecía que había un problema de circulación.

Unos días después, el uno de junio, fui a consulta y en la ecografía, tanto yo como la Hermana que me acompañaba, vimos cómo una de las venas en un determinado punto desaparecía. Nos dijo el médico que la arteria estaba seca y obstruida por acumulación de células y que me iba a crear problemas. Me remitió inmediatamente al especialista, y, aunque me tocaba ir a Salamanca, él me encareció que fuese a Madrid, ya que era mejor equipo y por la gravedad del caso quería ponerme en las mejores manos.

Desde el primer momento que se complicó lo que aparentemente era una herida en el dedo del pie, se lo encomendamos a la S. d. D. Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso, y una de las hermanas se pasó la reliquia de la Madre. Después, cuando conocimos el problema circulatorio nuevamente y con más intensidad le pedíamos a la Madre intercediera para obtener la curación.

Después de hacer las gestiones pertinentes, una semana después de la primera ecografía, nuevamente veíamos la vena que anteriormente estaba obstruida, pero, en esta ocasión, no desaparecía, sino que continuaba y nos dijo el médico que nos atendió que funcionaba perfectamente la arteria.

Consideramos esta mejoría a la intercesión de la M. Mª Isabel, a la que nos encomendamos desde el primer momento. Una vez más, todas sus hijas le estamos inmensamente agradecidas por su maternal solicitud y atención.”

Madre Joaquina Teresa de la Virgen de Orito
Carmelitas Descalzas. Piedrahita.
25 de junio de 2016

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“Todo comenzó con problemas en la parótida. Durante años se me formaron una especie de cristales que provocaban que la glándula salivar se obstruyera y se infectase. Hasta que un día amanecí con la cara y parte de la cabeza hinchada. Me curaron en urgencias, pero eso seguía obstruyéndose. Además, debido a mi manía de tocarme esa parte de la cara terminó por formarse un quiste en la mejilla.

El día 16 de julio de 2014 fui a Misa al Convento de las Carmelitas Descalzas y a la salida una amiga me comentó que la Madre Mª Isabel estaba incorrupta en el altar mayor, fui a verla (como siempre tocándome la cara) y tras rezar me fui a casa. Al cabo de una semana noté en mi boca algo y lo saqué. Vi que era una bolita de grasa y sin más la tiré. Más tarde fui al médico y me confirmó que el quiste no estaba y tenía un agujero en la mejilla. Desde entonces, gracias a Dios y a la Madre, no he vuelto a tener problemas en la parótida y glándula salivar.”

Carmen Tormo.
Octubre 2016

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“Gracias a Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso por haber concedido que mi hijo pudiera vender la cosecha de mandarinas.

Venían muchos compradores, pero ninguno las quería; le pedí a ella, rezando su oración el día 26 de septiembre de 2016, empezando la novena, y el día 1 de octubre de 2016 me lo concedió.

Le ofrecí un donativo para su canonización y dar testimonio de lo ocurrido para que otros también confíen en ella.”

Mª T.S.
1 octubre de 2016

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“Hola, soy Yaiza. Tengo 13 años. Voy al colegio Santa Mª Magdalena de Carmelitas teresianas, en Novelda. Me gusta estudiar, pero no sé qué me pasa que cuando son los exámenes me pongo muy nerviosa, empieza a dolerme la cabeza y me pongo mal.

Vino mi abuela y me vio llorando. Me preguntó qué me pasaba. Le dije que me habían caído cuatro asignaturas, pero que podía recuperarlas en enero. Pero yo no dejaba de llorar. Mi abuela me dijo: Yaiza, tú sabes que has estudiado y que lo sabes y tienes buena memoria, y debes confiar en ti. Toma esta reliquia de la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso, y cuando te pongas nerviosa le pides que te ayude.

También, mi abuela me dijo, vente conmigo a ver a la tía al convento; y, después de hablar con ella en el locutorio, nos dieron la llave y pasamos a estar un ratito ante la tumba de la Madre Mª Isabel, toqué su urna y mi abuela me dijo pídele a la Madre que te ayude, pero tú estudia para que ella pueda ayudarte. Y nos marchamos.

Pasadas las fiestas de Navidad me volví a examinar, recuperando todas las asignaturas. Y, cuando mi abuela vino a recogernos a mi hermano y a mí se lo dije, y le enseñé la reliquia que me dio de la Madre, que la llevo en el estuche de los lápices. Y le dije: abuela, se lo pedí con tanta fe que me ha concedido la gracia.

También, recuerdo que un día estando con el móvil, éste se me apagó sin más. Lo volví a encender y vi que tenía carga, pero no me dejaba acudir a ninguna aplicación. Estaba preocupada, pues ahí tengo todos los teléfonos que compartí con unos amigos en el campamento y no quería perderlos. Lo intenté más de veinte veces y no había manera, Entonces cogí la reliquia y dije: Madre María Isabel, sé que esto no es importante, pero para mí sí, ayúdeme. Y me puse a leer la oración. Y al terminar cojo el móvil y salieron todas la aplicaciones, como si no hubiera pasado nada. Se lo dije a mis compañeras, que tenía una reliquia de la Madre, y cómo me ayudaba cada vez que lo necesitaba. Y mi abuela ha tenido que darle una reliquia a cada una. Yo, en agradecimiento, todos los días que vamos a la capilla le rezo por mi familia, y que me ayude, porque cada vez va a ser más difícil, y no les quiero fallar a mis padres, que tanto están haciendo por nosotros.”

Yaiza.
2 de noviembre de 2016

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“Gracias porque he conocido por Uds. a Madre María Isabel del Amor Misericordioso. Le he pedido por mi intervención, y ha salido bien. Gracias y un saludo.”

María Luisa.
Diciembre 2016

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Certifico que la Madre Mª Isabel del Amor Misericordioso me acaba de conceder un favor en mi pastoral y mi pobre apostolado para bien de todos.

Estoy convencido de que era una gran santa y que desde el cielo ayuda mucho.

Deseo que el Amor Misericordioso como enseña el Papa Francisco no se acabe ni se cierre nunca, pues es el mismo Corazón de Jesús. Muy agradecido siempre”.

Gustavo Johansson. Sacerdote.
5 de diciembre de 2016

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